Alguno incluso concibe la comunicación de su empresa como un video de Tiktok.
Otras empresas e instituciones buscan una notoriedad permanente en los medios de comunicación y utilizan cualquier excusa para enviar comunicados, para citar a los medios o para ofrecerles contenido que no interesan al conjunto de la sociedad.
Este constante envío de informaciones puede, incluso, ser contraproducente y generar un rechazo entre los profesionales de los medios de comunicación.
Tanto la gestión de las redes sociales, como la relación con los medios de comunicación, reciben el nombre de comunicación, lo cierto es que la comunicación estratégica es mucho más.
Es, precisamente, determinar qué público debe recibir cada contenido, en qué momento y con qué periodicidad. La comunicación estratégica es, en muchas ocasiones, mantener un perfil bajo, y en otras, sacar pecho de determinadas apuestas que hace la entidad que representamos.
Sin embargo, en los tiempos actuales, la mayor parte de las entidades busca un posicionamiento de su marca y de su imagen rápida, y fulgurante. Frente a un trabajo pausado que permita que la imagen y el prestigio de una marca vayan calando en sus grupos de interés.
La comunicación empresarial es fundamentalmente estratégica. Es la herramienta de las compañías para generar una relación duradera, de confianza y positiva con aquellos grupos que le ayudan a crecer: desde empleados, hasta la propia competencia, pasando por clientes, proveedores, administración o la propia sociedad.
Y más importante, si cabe, la comunicación estratégica no busca vender un producto o un servicio, sino generar un marco de confianza entre la empresa y su entorno.